Madres no maternales "El Impacto Del Rechazo"

La maternidad es un deseo particular que toma diferentes formas en cada mujer y que bien puede no darse nunca

Si bien se habla de formas de crianza, de apego, de instinto materno, de no castigar a los niños, de no maltratar… Me doy cuenta que nuestros tiempos cambian, ahora todas mis amigas con hijos buscan nuevas formas de criar, leen sobre el tema, asisten a conferencias, escriben blogs, buscan a otras madres para compartir experiencias y aprender pero también está el otro lado de la moneda, ¿qué pasa con aquellas madres que el instinto materno nunca llegó? o tal vez se perdió en el camino, hay mujeres que el criar a los hijos es una forma «mas sencilla»; tenerlos limpios, darles de comer, llevarlos a la escuela, vigilar que no se metan en problemas, educarlos con lo que nos enseñaron y cumplir como madres. Y existen otras que están tan ocupadas con sus vidas que a penas les queda tiempo para recordar que deben recoger al niño a la escuela.

Recuerdo que cuando estaba embarazada de Kiki lo primero que me preocupó fué que era lo que le enseñaría, que podía ofrecerle y entré en pánico. Lo único que se me ocurrió hacer fué leer, investigar, relacionarme con otras madres y ahora me siento orgullosa de lo que he logrado pero me ha costado mucho trabajo romper con ciclos, romper con la educación que me dieron y la forma en que fuí tratada en la infancia. Esta es mi oportunidad de dar algo bueno a la vida, porque al final no me importa a lo que mis hijos se dediquen mientras sean buenas personas, con grandes valores y productivos.


Hablando de mi caso, fuí una hija no deseada por así decirlo, mis padres muy jóvenes ella de 17 años y el de 23 años decidieron afrontar la responsabilidad y tenerme. Sé que mi madre tenía en la cabeza salirse de su casa pues vivía con 5 hermanos más y no tenían papá así que mi abuela debía trabajar todo el día para mantenerlos, los hermanos debían limpiar la casa y cuidarse entre ellos. A mi mamá le pareció una buena idea tener un bebé para lograr salir de esa situación. Así fué como yo llegué al mundo.


Las cosas no salieron como esperaban para ninguno de los dos y cuando tenía dos años se separaron, mi papá se fué del país y mi mamá se encargó de mi sola. No había tiempo de mucho, ella debía ir a trabajar y yo a la guardería, ella dejó la escuela y vivió una vida muy difícil arrastrándome a mi con ella. Mis recuerdos son vagos y uno de los más claros fué cuando estaba metida en el baño llorando y rogándole a Dios me llevara con el porque no quería seguir viviendo, mil veces se lo pedí, tendría tal vez cinco años porque vestía el uniforme del kinder.
No entraré en detalles pues vergüenza me da contarlos, sólo diré que viví una infancia muy dura, con muchos castigos, golpes, ausencias y llanto.


El rechazo es una de las experiencias más dolorosas que vivimos, sobre todo cuando se produce en la infancia y además, cuando proviene de los propios papás. El rechazo implica que no han sido satisfechas las necesidades básicas de amor y aceptación, indispensables para constituir una mente sana y, agregaría, un cuerpo sano. En su lugar aparecen una serie de sentimientos y pensamientos negativos, tanto sobre sí mismo como de los demás. Era de esperarse que tuviera una adolescencia rebelde y que me tocara crecer más rápido y vivir cosas que no eran para mi edad.
Es importante considerar que a veces, los papás han dado amor, pero por alguna razón los hijos no están seguros de ello. Yo sé que mi madre me ama y yo la amo a ella, el problema fué habernos encontrado en momentos que no debieron haber sido.
También puede ocurrir que los padres, en función de sus propias experiencias infantiles, no puedan expresar el amor de manera que el niño pequeño pueda comprenderlo. Estoy segura que mi madre me demostraba que me quería sirviéndome un plato de sopa pero una niña de cuatro años poco puede entender de eso.


Por otra parte, los padres en general se niegan a aceptar que rechazaron o rechazan a sus hijos, ya que esto los llevaría enfrentar lo que suele ser realidad: que ellos a su vez fueron hijos rechazados. El “ser creyentes” suele dar un barniz de validez por cuanto se supone que el amor está presente, anulándose a veces el rencor, la amargura, etc. Confieso que por muchos años esperé un perdón que nunca llegó y que con el tiempo dejé de esperar y a aceptar a mis padres tal y como son.


Por las experiencias vividas muchos papás no tienen la menor idea del daño que están causando a sus hijos. Y esta situación es algo que a mi particularmente me aterra, debo confesar que a diario lucho con lo que yo aprendí por no repetirlo con mi hijo y cuando me encuentro perdida busco a otra madre, busco un libro, veo vídeos.. etc.
Y aunque el pasado no puedo cambiarlo sé que tengo mucho en el presente que puedo mejorar y que ahora es mi turno de hacer las cosas mejor, bien dicen «nadie nos enseña a ser padres» o «no nacemos sabiendo»  pero si podemos estudiar, investigar y esforzarnos para darles a nuestros hijos una crianza llena de amor y apego.


Dejo aquí un vídeo sobre el rechazo y como afecta a los niños, esperando que alguna madre lo vea y pueda cambiar un poco del presente y que algún niño esté beneficiado.

CóMo Superar El Impacto Del Rechazo

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Fotografía cortesía de: Pink Sherbet Photography  Todos los derechos reservados Tomada en North Lexington, Lexington, MA,